Una zona de libre comercio es una forma de integración que implica la supresión de algunas de las barreras comerciales y arancelarias y se reducen los trámites burocráticos con la finalidad de atraer nuevos negocios e inversiones extranjeras. Además, sirve para ofrecer condiciones de competitividad internacional a los productores nacionales que deseen exportar, generar empleos, transferir tecnología y atraer divisas, entre otras cosas.
Está abierta la posibilidad de arrendar o comprar una bodega en una de estas zonas, los activos de la empresa le indicarán cuál es su mejor opción. Sin embargo, en los dos casos podrá hacerse acreedor de los beneficios que tienen las zonas francas, que le ayudarán a reducir sus costos de operación.
Sin duda, los beneficios a los que se puede acceder son, quizás, el mayor incentivo que puede tener una empresa que esté pensando en hacer parte de este régimen.
Estos beneficios son:
• Tarifa única de impuesto de renta de 15 por ciento versus 34 porciento.
• Exención de impuesto de Industria y Comercio por cinco años en el caso de Tocancipá.
• No IVA en compras locales.
• No aranceles ni IVA, en importanciones.
• No IVA en compras de activos fijos.
Financieros:
• Mejor flujo de caja.
• Ahorro en costos de inversión y producción.
• Menos costo de inventarios
Logísticos:
• Mayor agilidad en nacionalización de productos para el mercado local.
• Mayor facilidad para los trámites y despachos de exportación.
• Mejores condiciones de seguridad.
Según el diario Portafolio, las cifras históricas muestran con claridad las bondades que las zonas de libre comercio han generado para el país, tanto en atracción de inversión, generación de empleo directo, indirecto y vinculado, desarrollo de importantes procesos de encadenamiento productivo y, en general, en mayor dinámica de los negocios.